Odisea en la ciudad

Odisea en la ciudad

En la hermosa y agradable mañana del pasado sábado me atreví a hacer algo considerado por muchos como descabellado, porque no solo estaba incitando a los atracadores a hacerme presa de sus actividades delictivas sino que también estaba dispuesto a enfrentarme a ese peculiar mundo que subsiste en los semáforos de nuestra capital donde todo es posible y es mas común lo bizarro que lo normal . Así que armado de valor bajé los cristales de mi vehículo y salí a hacer mis faenas de ese día con la hermosa melodía de Pavel a todo sonar.

Solo habían transcurrido unos minutos en los que disfrutaba del aire fresco y el agradable sol de la mañana cuando al detenerme en el primer semáforo se me acerca un joven limpia vidrios que para sorpresa mía en ves de lanzar su esponja en el cristal delantero se me instala en la ventana en una conversación que interrumpe la música que escuchaba y que me obliga a prestarle atención a todos sus argumentos de porque debo dejarle limpiar el cristal de mi vehículo . Por mas que intente respondiendo amablemente que no me interesaba no pude evadirlo y hasta que el semáforo cambió a la luz verde tuve que aguantar todos sus lamentos y reclamos.

Evitando caer en la tentación de subir los vidrios, decidí darle otro chance a mi ciudad y armado de valor seguí conduciendo como me lo había propuesto con los cristales abajo, hasta que en el próximo semáforo se me acercó una señora de origen Haitiano quien con niño en brazos empezó a pedir limosnas con todo el melodrama que ello conlleva, esta estrategia tuvo cierto éxito porque meafecta sobremanera el sufrimiento de los demás y en mayores proporciones cuando hay niños envueltos . Mas sin embargo me aguanté pues es peor el daño que hacemos cuando le damos dinero convirtiéndolos en esclavos de su realidad en ves de hacerles entender que hay muchas otras maneras dignas de ganarse la vida como hacen todos los demás.

Ya un poco contrariado y dudando de la decisión que había tomado decidí darle una última oportunidad a mi ciudad, lo cual resultó en un fracaso total pues en la siguiente esquina me abordaron esta ves varios niños pedigüeños que se encaramaron en los estribos de mi vehículo exigíendome dinero, lo cual no solo me molestó sino que también me indignó porque todo ese conjunto de experiencias que había vivido a solo unas cuadras y en un escaso espacio de tiempo reflejaban una muestra de los problemas sociales que sufre mi patria de los cuales cada uno de nosotros somos igual de responsables.

Así que con un derrotado " me rindo " subí los cristales de mi vehículo y me resigné a transitar con aire acondicionado por mi Santo Domingo de Guzmán.

14.04.14 Ivan Gomez

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